La educación emocional y el trabajo de los padres de familia
116 Variables Psicológicas y Educativas para …
El propósito principal de la educación emocional es potenciar el desarrollo de habilidades
emocionales, que contribuyan a un mayor bienestar emocional y social (Bisquerra, 2007). Hablar de
educación emocional es también hablar de competencias emocionales, las cuales comprenden todos
aquellos conocimientos, habilidades, capacidades y actitudes que regulan y controlan las propias
emociones, de tal forma que permitan actuar y decidir en función de lo que proporcione bienestar y
equilibrio emocional al ser humano a lo largo de su vida (Bisquerra, 2005). Cabe señalar que las
competencias emocionales son habilidades aprendidas, cada una de las cuales aporta una herramienta
básica para potenciar la eficacia personal (Ibarrola, 2011). Es así como, la educación emocional
constituye un proceso educativo continuo y permanente, centrado en la prevención y el desarrollo
humano (Bisquerra, 2009).
Dicha instrucción emocional se inicia en el hogar, “la vida familiar es la primera escuela de
aprendizaje emocional” es ahí donde se aprende a expresar, identificar y pensar sobre los sentimientos,
las posibilidades de respuesta, la forma de interpretar y expresar nuestros temores y esperanzas
(Goleman, 1995).
Dicho lo anterior, el propósito de este trabajo es aportar información, puntos de reflexión y análisis
sobre el papel que los padres de familia tienen, en el desarrollo de competencias emocionales de sus
hijos, así como algunas pautas sobre el trabajo de los padres de familia en este sentido.
Familias del siglo XXI
El seno familiar es el espacio donde el niño pasa de la dependencia infantil a la independen-cia como
adulto. La familia, emocionalmente ofrece un proceso de contención, ayudando al niño aprender a
cuidarse, a tener confianza en sí mismo, a ser capaz de tomar decisiones, a adquirir valores y normas de
conducta que le permitan adaptarse a la cultura y sociedad que pertenece. Así la familia se entiende como
un contexto social, educativo y de aprendizaje que, de darse las condiciones adecuadas, puede contribuir
al desarrollo integral humano; es base fundamental para el desarrollo de la inteligencia emocional,
Goleman (1995) comentó que el aprendizaje de habilidades emocionales comienza en la misma cuna.
La educación familiar genera un proceso socializador, y de acuerdo con Quintero (2006) son tres
tareas básicas: aprendizaje de pautas elementales de comportamiento, aprendizaje de roles y control de
impulsos (de acuerdo con los valores establecidos); y formación del auto-concepto y autoestima. Tareas
que, se ha venido complicando dentro de las familias modernas, dado que éstas ha sufrido cambios
importantes en su función y composición. La función de generar un proceso de socialización no ha
cambiado. En cuanto a su composición se hace referencia a los miembros y/o actores que la integran, y
en este sentido se consideran, las familias tradicionales o nucleares, las familias monoparentales, las
familias homoparentales, y las familias reconstituidas, familias biculturales o transnacionales, etc.;
situaciones que adicionan un grado de complejidad en su funcionamiento y en su tarea socializadora.
En España, en el año 2012 se registra una cifra total de nulidades, separaciones y divorcios de
110.764 (según estadísticas del INE); para tener un comparativo en México en ese mis-mo año fue de
99.509, (cifras registradas por INEGI). De acuerdo con los registros del INE en 2013, lo hogares
unipersonales fue de 24,2%; los hogares formados por dos personas con hijos representan (familias
nucleares) un 34,9%; las parejas sin hijos 21,6%; familias monoparentales 9,4%; pareja, madre/padre con
hijos y otras personas 2,6%; familias reconstituidas 2,1%; y otros 5,2%. De los hogares formados por
parejas el 99,3% están formadas por distinto sexo, y el 0,3% por el mismo sexo. Como comparativo, las
cifras registradas en el censo de 2010 por el INEGI en México, 64% de los hogares son familias
nucleares; el 24% son familias ampliadas; el 1% son familias reconstituidas; el 9% son unipersonales y
el 1% son corresidentes; familias monoparentales no especificadas.
Estas nuevas modalidades de estructura familiar modifican invariablemente su dinámica, al igual que
otras circunstancias tales como las socioeconómicas, vivir en un ambiente rural o urbano, las demandas
del mundo laboral, caso específico la incorporación de la mujer; el nivel cultural y educativo de los